ESCRITURA CREATIVA: HISTORIAS DISPARATADAS

 

 

Dibujo creado por @Dandibujador

En esta ocasión te presento una de mis facetas creativas como escritora en prácticas. Cuatro historias, historias muy disparatadas cuya único nexo de unión es mi intención de hacerte reír y quizá hasta reflexionar.

1ª Historia: “Disparatado historiador”

Esta historia empieza mal, lamento no poder darte otra noticia mejor. Pero no podía ser de otra manera, lo que bien empieza mal acaba….o era al revés uhmm. De cualquier manera siempre pasa lo mismo, ya me lo decía mi madre “no hay bien que por mal no venga” Si es que mi madre era sabia, muy sabia. Era tan lista que había memorizado todos los dichos y refranes del mundo,  y nunca dejó de sorprendernos su prodigiosa  memoria o ¿quizá era imaginación? No sé, da igual.

La cuestión es que no puedo dejar de transmitir lo que aprendí desde mi más tierna infancia, si ya lo dicen “el arbolito desde chiquitito saldrá torcidito” y “del tal astilla tal palo” y tantos otros que quizá otro día te comparta. Aunque  ya sabes lo que pasa “en casa de palo herrero con chuchillo no falta”  y claro me corté y ahora ni me encuentro.

Escribo, hablo pero siempre “a palabras sordas oídos necios” y desde ya “el que calla otorga” y dejé de poder compartir. Todos me rehuían y siempre terminaba apartada y sola. Por supuesto que soy de la opinión de “que más vale mal acompañada que sola” y sola me quedé.

Ya te lo advertí “a buena cara, mal tiempo” y hoy llueve.

 

2ª- “Despertando al despertador”

Cada mañana se levantaba más temprano, algo había que le hacía saltar de la cama, a pesar de no tener que madrugar.

Se aseaba, tomaba su agua templada, preparaba su cafecito recién hecho  y miraba el mar desde su ventana mientras olía el delicioso aroma del café, dando pequeños sorbos. Esos momentos eran únicos en la vida de Gascón.

Hasta el día que llego su madre y le encontró sentado mirando el mar desde su ventana, con el café en la mano. Entonces se comenzó a preocupar. Eran las 8 de la tarde.

  • ¿Qué haces ahí con el pijama y el café de la mañana a estas horas, querido?
  • Esperando la hora de despertar al despertador. Esos momentos de la mañana son tan deliciosos que hay que estar despejado para vivirlos.

3ª- “La revolución de las coliflores”

Jacinto no sabía por dónde comenzar. En esta ocasión la glándula pineal estaba dormida o lo que es lo mismo, su creatividad, su mente creativa. Le habían encargado un dibujo sobre la revolución de las coliflores, algo que nunca le había agradado dibujar. Claro que no era de los que se negaba a cumplir con sus obligaciones, en esta ocasión no iba a ser menos.

Salió de casa, se dirigió a la Plaza del Diamante y allí mismo se sentó a ver pasar todas las coliflores que vestidas de manera informal se dirigían a la reunión. Nada del entorno ni ninguna le llamaban la atención, no le despertaban la chispa para comenzar a dibujarlas de manera interesante. Madre mía! Se dijo a sí mismo: “!Esto  no puede ser, tengo que dibujarlas! Quizá si dibujo alguna aunque sea demasiado típica se me despierte la pineal. ¡Si! Eso voy a hacer”.

Y Jacinto comenzó a dibujar coliflores de todos los tamaños, colores, formas, ropas, gafas posibles. Dibujó tantas y de tantas maneras, que estuvo así un mes y la revolución acabó y no puedo dibujarla.

 

4ª-  “Y volver, volver, volver…a tu casa otra vez”

Cada día llegaba más tarde al trabajo aunque era el más madrugador de su país ¿Qué porqué te preguntarás? Esta es su historia.

Mario Marcón Martínez, se levantaba antes del alba, muy tempranito. Después de asearse, realizaba su ritual matinal de ejercicios de chikung. Preparaba minuciosamente su desayuno, cada día  igual. Todo en el mismo orden, mismo lugar. No dejaba lugar para la improvisación.

Planchaba su ropa con mucho cuidado, se vestía y se preparaba para ir a la Oficina de Patentes donde trabaja como Conserje. Cogía las llaves de la bicicleta en la que se dirigía al trabajo y salía por la puerta. Ahí comenzaba todo.

Mario volvía a entrar a su casa para revisar si había dejado la placa de la cocina encendida. No, no lo estaba, estaba apagada ¡menos mal! Volvía a salir, antes de llegar al ascensor, nuevamente pensaba ¿desenchufé la plancha?  Giraba sobre sus talones y nuevamente se dirigía a su casa para hacer la comprobación. Cuando volvía a salir, nuevamente había algo que le hacía retroceder. Así repetidas veces, sucesivamente una y otra vez, una y otra vez.

Un día Mario no llegó al trabajo. En la Oficina de Patentes nunca más supieron que fue  de él.

 

 

Espero las hayas disfrutado, hasta prontito. ¿Cual te ha gustado más? y ¿menos? dame tu opinión te estaré muy agradecida.

                                                                                    Noviembre-2019

Esta es la escuela donde estoy desarrollando y aprendiendo Escritura Creativa @Escueladeescritores

 

 

 

 

 

 

 


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