¿Puede un viaje cambiarte la vida? Si, decididamente sí. Y no sólo la tuya. Un viaje puede ser el principio de una gran transformación.
Este fue mi primer viaje de cooperación internacional con la ONG Construye Mundo www.construyemundo.org, como Delegada de Andalucía, Vicepresidenta, socia y voluntaria.
Sonó el teléfono, era Judith, la presidenta. Llamaba para preguntarme si podía ir a Senegal. Tardé unos pocos minutos antes de que contestase: ¡sí! Sin dudarlo iría.
Los últimos años estoy viajando mucho, aprovecho cualquier situación que se presenta, y si no se presenta, la creo yo misma. Este viaje en especial, me llenaba de alegría y felicidad. Era un viaje con objetivos profundos y diferentes.
Partimos en avión desde Madrid a Dakar (capital de Senegal). Fueron cuatro horas de vuelo directo. Senegal está situado en la parte más occidental del continente africano, limitando al oeste por el Océano Atlántico.
Durante el viaje, estuve acompañada por Itziar, otra cooperante y por Lamín, el guía senegalés, simpático, educado, muy inteligente y resolutivo, además de tener un grandísimo sentido del humor, que nos ha acompañado y llevado de un lugar a otro en minivan. Hemos recorrido casi medio país, en tan solo quince días.
Fue maravilloso comprobar de primera mano, lo mucho que una ONG pequeña como la nuestra puede hacer para cambiar realidades.
Una semana de trabajo intenso. Nos hemos reunido con otras ONGs; visitados diferentes poblados donde tenemos proyectos funcionando actualmente, como granjas de ovejas, agricultura, piscifactoría entre otros; hemos viajado para valorar la organización y recorrido de lo viajes solidarios, que después te explicaré. Y otras actividades y trabajos necesarias.
El idioma oficial en Senegal es el francés. Aunque el más hablado es el dialecto wolof. No podemos olvidar que Francia ocupó territorio senegalés desde el S. XIX hasta la década de los sesenta del S. XX, cuando Senegal declaró su independencia. Aún hoy en día sigue manteniendo fuertes influencias francesas.
También tienen otros idiomas-dialectos ligados a las diferentes etnias como son el pulaar, el diola y el mandinka o mandingo.
La economía senegalesa está dominada principalmente por el cultivo del cacahuete, la pesca y los servicios. El sector agrícola es el principal proveedor de empleo y recursos, pero atraviesa dificultades no logrando cubrir las necesidades de consumo de la población. Por eso para Construye Mundo el desarrollo rural es uno de nuestros objetivos prioritarios.
Senegal es uno de los países más estables y de mayor crecimiento económico de África Occidental, pero su estabilidad no puede ocultar el elevado nivel de pobreza, ni disminuir la enorme brecha entre ricos y pobres, que va en aumento y los gobiernos parecen poco interesados en invertir en políticas sociales. Esa es la conclusión del informe realizado por Oxfam y por Development Finance International (DFI).
En los poblados alejados de todo y cerca de la nada, es donde el viaje se ha hecho duro a la vez que profundamente emotivo. Son aldeas perdidas a cientos de kilómetros de ciudades más pobladas, por lo que estas personas son tremendamente auténticas.
He podido sentir la llamada “teranga Senegalesa” en cada gesto amable y generoso de estas personas que sin tener nada, y cuando digo nada es nada, te ofrecen todo, desde ese rincón en su chocita, el mejor rincón para que puedas poner tu saco y descansar.
Su alegría al recibirte y compartir con ellas el plato típico nacional el Ceebu jen, o thiéboudienne, pescado marinado, hecho con el mínimo de ingredientes, pero con el máximo de cariño. Eso sí picante no…¡picantísimo!
La alegría de sus niños, que al llegar a sus poblados, te muestran su Escuela, esa habitación con cuatro pupitres medio derruidos, cuando los hay. Te animan a jugar con ellos, sin juguetes pero con ilusiones. Te sientes rodeada de alegría y amor.
Uno de los momentos más emotivos fue al entregar a Pap, un adolescente, ¡una silla de ruedas!
Pap vive con su familia en medio del campo, en una chocita con un gran porche cubierto de pajas y hojas para que el sol radiante senegalés (el mismo que hace que te pongas muy negrita aunque vayas blanca J) no te desintegre. Pues ahí en ese porche tienen un catre o algo parecido, donde el muchacho de unos trece o catorce años, pasa las horas tumbado. Tiene paralizado la parte baja de su cuerpo, no puede caminar. En un lugar donde solo hay tierra seca, no hay caminos llanos y sin posibilidades de moverse, para él y para su familia fue el más preciado regalo. El regalo de poder moverse por sí mismo.
No se me borrará de mi memoria la imagen cuando vio la silla que le llevamos, la que le permitiría trasladarse y dejar el catre. Su cara fue un poema, un poema de sorpresa, alegría y emoción. No pude evitar sentir mi corazón brincando por todo mi pecho de felicidad y alegría. Aún puedo vibrar con este recuerdo y con imaginar a este jovencito pudiendo desplazarse de manera independiente.
Este es solo un pequeño ejemplo de lo vivido. Tendría que escribir muchas más páginas para contar lo experimentado en los orfanatos y sobre todo con los llamados “los niños de las latas” los pequeños Talibés, niños que viven en las daaras, escuelas coránicas-…. Pero esta será otra historia, historia dura, que compartiré en otro momento.
Este ha sido, también un viaje de prospección para ofrecer desde la ONG, Viajes Solidarios, por lo que hemos combinado el trabajo en las aldeas, con la visita y disfrute, todo sea dicho, de lugares maravillosos y turísticos. Y así poder ofrecerlos, sabiendo de primera mano que son dignos para este tipo de viajes.
Nuestros viajes incluyen una parte de turismo responsable, en lugares preciosos junto con la visita a las aldeas alejadas, donde no irías si no te llevan por un motivo muy determinado. Y donde Construye Mundo ha tenido o tiene proyectos de desarrollo, como los mencionados anteriormente, u otras opciones nuevas como los microcréditos entre otras.
Son viajes de toma de conciencia de otras realidades y donde se comprueba que por suerte aún muchas personas creemos que podemos sembrar para construir un mundo mejor.
En la parte turística hemos estado en Sant Louis, la “Venecia africana”; en el Desierto de Lopoul, durmiendo en una jaima y duchándonos bajo la luz de las estrellas, entre otros lugares llenos de encanto y poco visitados, lo que le da un plus enorme, al poder disfrutarlos sin aglomeraciones.
Para mí siempre son las gentes del lugar las que hacen que los viajes merezcan la pena, pues es el conocer cómo viven, piensan y sienten cuando me doy cuenta de que todos los seres estamos unidos por un hilo invisible, que tenemos inquietudes semejantes, que lo que nos separa no es solo la distancia física, sino nuestras creencias en muchas ocasiones limitantes, pero que se pueden transformar.
Senegal es también el país de los Baobabs, el árbol de la vida, sagrado y uno de los símbolos del país. En su “panza” se puede almacenar miles de litros de agua. Y como imaginarás esto es vida en un país donde encontrar agua es en sí mismo “el milagro”.
Los baobabs crecen en las praderas del interior del país. Este árbol mítico en el continente africano es el símbolo de Senegal. Todo en él se aprovecha, desde la madera del tronco hasta las hojas, los frutos y las semillas.
En ellos te puedes cobijar dejando que su sombra te refresque. En ellos nos parábamos para descansar a lo largo de esos largos caminos por carriles de tierra y socavones. En clave de humor, le decíamos con cierta frecuencia a Lamín: ¿por favor, puedes parar en alguno de los bares de carretera? Y claro, nos paraba a la sombra del baobab, para poder sentir su magia y protección.
Es un viaje, “El viaje” que recomiendo hacer a todos, al menos una vez en la vida, abres el corazón siendo el motor del cambio a la vez que disfrutas. Un viaje que te llenará de alegría. Donde sentirás “la magia de los baobas” sagrados.
Gracias Pilar, por compartir la vida con nosotros.
Te quiero
Gracias a ti cariño, la vida sin compartir, para mi no tiene sentido. Es parte de mi misión.
Cuando lo sientas y te apetezca, estaré encantada de incluir en este blog,también lo que quieras escribir sobre tus experiencias vitales Mar. Tienes mucho que aportar.
Te quiero muchísimo.